Primero amor

Salió apresurado de su casa, para no llegar tarde a su cita. "Tenía que haberme puesto la corbata roja. Pega mejor con la camisa, pensó". Aprovechó la soledad del ascensor para exhalar una bocanada y revisar su aliento. Estaba bien. Caminó nervioso por la calle, mirando su reflejo en los escaparates para asegurarse que iba impecable. No podía aguantar más. Necesitaba verla. Por fin llegó a la puerta y tocó el timbre. "Le está esperando en el jardín", le dijo la chica de la entrada. "Gracias", respondió él, justo antes de adivinarla radiante, luminosa, justo detrás de unos rosales. Apresuró el paso, volando por encima de las baldosas de la residencia hasta que llegó a su lado. Le dio un beso en la boca justo antes de entregarle el inmenso ramo que llevaba entre sus manos. "Felices bodas de oro, amor mío". Y ella dibujó una sonrisa, mientras sus ojos intentaban romper los muros del Alzheimer para conseguir decirle que le seguía amando aún más que el primer día.

Miguelo, sc
37 años