viernes, 2 de mayo de 2008

God's finger


Un pestañeo, un palpito, y el ojo seguía fijo mirando a través del cristal. En silencio movía la cruz entre la multitud, sólo aguardaba. El sonido de pasos y tumulto en lo bajo exterior se seguía más y más grave, mientras el tiempo detenía cada vibración sonora dándole un frío convectivo, el cual recorría la espina dorsal como una corriente de punzante hielo ascendente. Las nubes jugueteaban con sus sombras, siempre lejanas, y el viento hacía lo suyo con las cortinas del cuarto. A cada caricia del metal curvado la luna soltaba una carcajada, tan fuerte que eclipsaba las estrellas ocultas tras aquellas cortinas. Poco a poco la sangre se pausaba, en progreso como el amarillo y el rojo de un semáforo, primero acelerando, luego frenando. Y en ese mismo instante crepuscular la habitación sucumbió en una supernova de pólvora, y otro sol fue arrancado de esta dimensión... y otro hilo colapsó en la tensión.


Nicolás González Segura
19 años

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